martes, 25 de febrero de 2014


Se que no lo entenderás puede que pienses que soy como una veleta que un día gira para el norte y otras para el sur. Pero no puedo ser de otra manera, no puedo ser lo que no soy ni sentir lo que no siento. Porque tengo el alma comida a mordiscos, porque hasta en esto tengo que ser sincera y hacer daño con mi sinceridad, pero mas daño haría si tapara mis heridas con un velo de humo. Porque te quiero mas que a mi vida y me duele mas que a vos, aunque ahora no lo creas. Porque se me revuelve el alma al escribir esto y no poder hacer nada para que mi corazón vuelva a pronunciar tu nombre con todas las letras. Porque prefiero recoger mis lágrimas, bebérmelas una a una y hacer que su sal cure mis heridas.

Volar

Decían que amar era volar. Nos conocimos por casualidad, por probar una nueva línea aérea y la curiosidad de unas risas compartidas. En tierra pasamos de largo la puerta de embarque y no nos dimos cuenta del despegue. Viajábamos a velocidad de crucero en un cielo de sábanas blancas y gemidos. Dejamos que la pasión pusiera el piloto automático y volcamos las manos en otras batallas. El vuelo fue precioso, por fin un acompañante de vuelo. Mucho peor el aterrizaje. Desatendimos las normas en caso de fallo y sin chaleco salvavidas nos ahogamos en un mar de dudas. Llegó un momento en que empezamos a viajar a 600 malentendidos por hora. No hará falta buscar la caja negra entre el fuselaje para conocer las razones de nuestro fracaso. Supongo que tenía razón esa canción que hablaba de que un hombre y una mujer son como aviones de papel: vuelan por un tiempo pero al final tiene que caer. Pero siempre hay más aeropuertos, siempre se puede aterrizar de emergencia en otro presente, en otros ojos... Ahora que te tengo enfrente quiero preguntarte si por algún casual aceptarías ser mi copiloto. Prometo que volaremos. Ya negociaremos otro día el aterrizaje.
Miramos la maldad en los otros, porque conocemos la maldad según nuestro comportamiento. Mostramos nuestra fuerza, para que nadie pueda ver nuestra fragilidad.
Ojerosaflacafeadesgranadatorpetontalentaneciadesquiciadacompletamentedescontroladatutedascuentaynomedicesnadasemehavueltolacabezaunnidodondesolamentetutienesasiloynomeescuchasloquetedigomirabienloquevasahacerconmigo
Ya pasó, ya no fue.